Bajo el título Joyas de artista. Del modernismo a la vanguardia, la exposición, que reúne 340 piezas, explora por primera vez el acercamiento al ámbito de la joyería de los artistas que encabezaron los principales movimientos de las primeras décadas del siglo XX. Tanto la directora del MNAC, Teresa Ocaña, como la comisaria de la exposición, Mariàngels Fondevila, han resaltado lo "inédito" de la propuesta, tanto por la lectura que se podrá hacer sobre el contexto en el que se realizaron las obras, como porque se exhiben piezas muy difíciles de ver y reunir.
Algunas proceden de colecciones privadas y otras son de instituciones y museos como el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el Victoria and Albert Museum de Londres, el Reina Sofía de Madrid o el Musée d'Orsay de París. La idea es mostrar cómo los grandes de la Historia del Arte en el último siglo se acercaron de forma abierta a una disciplina como la de la joyería creando obras artísticas, muchas veces con materiales nada nobles como el latón e incluso obtenidos de los contenedores por parte de un escultor como Julio González.
Piezas singulares
Reivindicando la "singularidad" de cada una de las piezas así como su aspecto fetichista en ocasiones, Fondevila no ha obviado que el "espíritu lúdico" también está muy presente y no ha escondido que algunos de los artistas acabaron moldeando pequeñas joyas, porque así lo aconsejaban sus problemas de salud, como la artrosis.
La exposición, dividida en tres ámbitos, se abre con una selección de piezas realizadas por "joyeros artistas", entre las que destacan las elaboradas por el francés René Lalique, algunas de ellas adquiridas en su momento por el Museo de Hamburgo para la Exposición Universal de París de 1900, o el colgante inédito que el industrial catalán Antoni Amatller compró para su hija Teresa. También se muestra la obra con ricos esmaltes y variadas gamas de colores del barcelonés Lluís Masriera.
El corazón de la exposición late, sin embargo,gracias a las joyas concebidas por artistas no joyeros como Manolo Hugué, Herich Heckel, Pablo Gargallo, Julio González, Josef Hoffmann, Joaquim Gomis, Charlotte Perriand, Alexander Calder, Henri Laurens, Hans Arp, Pablo Picasso, George Braque, Antoni Gaudí o Salvador Dalí. Colocadas en unas vitrinas con cuidada iluminación, las joyas se contraponen con pinturas o esculturas que se exhiben a unos metros y que se reflejan en los cristales con el objetivo de establecer un paralelismo entre las diferentes disciplinas que cultivaron todos ellos.
'El ojo del tiempo'
Entre este ámbito y el último, en el que domina la fotografía y una exhibición de vestidos procedentes del Museo del Traje de Madrid, llama la atención una imagen de Salvador Dalí, realizada por Philippe Halsman, donde lleva tapado uno de sus ojos con la joya El ojo del tiempo, un icono omnipresente desde la primera página del catálogo-libro que se ha editado para esta exposición.
En la última de las salas se explora la relación existente entre "cuerpo y joya" y, además de mostrarse una selección de trajes, uno de ellos de Coco Chanel, de 1939, hay fotografías de los años treinta de autores como Man Ray, Edward Steichen, George Hoyningen-Huené y Horst P. Horst, todos ellos alejados del mundo de la moda pero que ofrecieron "visiones rutilantes y evocadoras, en las que el cuerpo y la joya forman una estrecha alianza".
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